Ayer se fue uno de los grandes. Queda aquí registrado mi adiós a Gabriel García Márquez, el Gabo. Uno de los responsables por mi fluencia en uno de mis idiomas favoritos. ¡Perdón si hago muchos errores, Gabo!
Mi castellano anda muy roto, es verdad, a pesar de haberlo aprendido leyendo García Márquez y otros dioses de la literatura latinoamericana. Esto es algo que siempre me pareció precioso al estudar español, en todos los niveles teníamos que leer algo más largo que um texto común. No me acuerdo de haber hecho eso en mis clases de inglés, por ejemplo.
Y García Márquez era uno de los más populares en estas horas. Leí (¿o he leído? nunca lo sé) Crónica de una muerte anunciada, El coronel no tiene quien le escriba y Memoria de mis putas tristes. Sí, en las clases. Y después teníamos que escribir sobre lo que habíamos leído.
Sin embargo, su obra maestra, Cien años de soledad, empecé a leerla cuando era muy jovén y no he concluído, confieso, pero está en mi lista de deberes literários futuros ahora que ya soy una señora.
Brasileños, ¡aprendan castellano!
Para que un brasileño aprenda a hablar la lengua prima de la suya no es algo muy difícil. Por mi experiencia personal, la gramática es lo más complicado porque es exactamente cuando notamos porque son idiomas distintos. Pero en cuestión de vocabulario, por ejemplo, tenemos muchas ventajas en comparación a anglófonos o franceses.
Creo que para un hispanohablante aprender el portugués es más complicado. Nosotros brasileños hablamos como si comiendo las sílabas, mientras el castellano tiene fonemas más abiertos – eso ya resulta un gran problema.
Además, tenemos fonemas adicionales de sonidos nasales que ustedes no están acostumbrados, ya sea la cuestión del “Cair no poço não posso“.
De todos modos, les dejo un vídeo con un hablante nativo, que echaremos de menos por muchas generaciones de Buendías por venir: